IDA
VUELTA
VALL D’ALBA-ELS IBARSOS-ELS ROSILDOS-ARES DEL MAESTRAT-VILAFRANCA DEL CID-BENASSAL-FUENTES EN
SEGURES-CULLA-ATZENETA DEL MAESTRAT-VALL D’ALBA.
Hacia más de un año que por temas
de trabajo tuve que pasar por estos pueblos quedando encantado de las vistas, y
desde entonces que tenía ganas de verlo desde la bicicleta.
Por fin pude convencer a mis
compañeros de cicleo Vicente y Pedro y aprovechando el día festivo, para allá
que nos fuimos. Hubo que madrugar para poder estar a las seis en el punto en el
que me recogería Vicente para cargar la bicicleta y pasar a por Pedro, de noche
todavía nos fuimos hacia Castellón. Tenía previsto un restaurante en Vall d’Alba
donde dejar el coche y luego comer al regreso, además de un bar en Villafranca
para almorzar, pues al ser la primera vez en recorrer esta zona no teníamos
claro lo que tardaríamos y los horarios de las comidas.
Sobre las 7:40 llegamos al
restaurante La Ermita, en la
Vall D ’alba. El mencionado restaurante está en un montículo
desde el que tienes una vista preciosa de las montañas y el pueblo, estaba
empezando a amanecer sin nubes a la vista y el coche marcaba 12 ºC en el exterior, diez
grados menos que en Valencia, nosotros con nuestros pantalones de cicleo
cortos, y menos mal que por precaución cogimos ropa para la parte superior,
manguitos, chaleco, etc. Tras preparar el calzado, bicis, ropa y comer algo, a
cinco minutos para las 8 salimos a
buscar la carretera que va de la
Vall D ’Alba a Villafranca del Cid, son dos pueblos
importantes en la zona y está todo bastante bien indicado.
Nos extrañó la gran cantidad de
tráfico de coches en esas horas, dedujimos que serian cazadores. Con la velocidad
en la bicicleta aumentó la sensación de frío, con lo que con los tiritones
normales empezamos a subir, pues prácticamente en menor o mayor medida siempre
estás subiendo, a los pocos kilómetros
ya no molestaba el fresco y se agradecían las piernas al aire, aunque empezaba
a levantarse un viento molesto. Cruzamos unos pueblos pequeños sin apenas gente
y zonas de casas aisladas, íbamos
dándonos relevos a la marcheta, aunque el viento cada vez molestaba más, así
hasta que a las faldas del Coll d’Ares llego el letrero de Puerto Abierto, jeje
solo faltaba que después de tanto follón lo hubieran cerrado, la vista del pueblo
de Ares desde el inicio del puerto es impresionante, con un parecido a las
casas colgantes de Cuenca pero a 1200 metros de altura. Quitando alguna curva y
algún tramo, si no hubiera sido por el viento, la ascensión es dura pero
llevadera, una vez arriba subimos un kilómetro más hasta el pueblo de Ares, y
por sus callecitas llegamos hasta lo más alto donde está la entrada a lo que
parece una cueva en la montaña, (que estaba cerrada), y donde existe una
pequeña plaza desde donde se puede ver todo el valle y las montañas, dándote
realmente cuenta entonces de la subida realizada. Descendimos el kilómetro, no
sin antes hacernos alguna foto, para continuar dirección Vilafranca, aún nos
faltaban unos cuantos kilómetros y alguna subida que sufrir. Pasadas las once llegamos
a Vilafranca, y al restaurante hotel Los Arcos, donde repusimos fuerzas.
La vuelta por el mismo sitio
hubiera sido algo fácil, además ya que estábamos teníamos que aprovechar la
oportunidad de seguir conociendo la zona, y decidimos tomar la ruta propuesta
por Pedro. Salimos dirección Benassal, los primeros kilómetros realmente tenían
unas vistas impresionantes con cortados en las laderas como con cincel, con
gargantas, un pequeño valle entre montañas y todo con la vegetación de
carrascas, que no se si me equívoco pero creo que es la autóctona de esta zona
de España, y no los pinos, es lamentable que lo que tendría que ser normal
resulte excepcional. Con esto llegamos a Benassal, y empezó el sufrimiento, con
una serie de toboganes, subidas y bajadas importantes, por una zona desconocida
que nos obligó a preguntar un par de veces,(aprovecho para dar las gracias al
señor del tractor por sus indicaciones en un punto indeterminado del camino, y
a una señora con su hija que nos redirigió en Atzaneta).Tras pasar por un tramo
con el asfalto en malas condiciones, con todo llegamos a Atzaneta del Maestrat,
y después del ultimo puerto llegamos a la Nacional que nos llevo a Vall D’Alba,
una última subida más el montículo donde teníamos el coche y por fin sobre las
cuatro menos cuarto, casi ocho horas desde la salida de este mismo punto
pudimos celebrar nuestra salida ciclera con una cervecita antes de comer , y ya
regresar a casa.
En toda la etapa solo nos
cruzamos con tres cicleros en el Coll D’ares, es una pena que las autoridades,
y la propia gente de la comunidad no valoren o intenten disfrutar de lo que
tenemos, y muchas veces prefieran viajar y elogiar otras zonas sin conocer las
propias.
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