Sobre Noviembre Diciembre del 2016 tenía en mente como meta
para el 2017 la Quebranta Huesos, esperando que este año sí, saliese mi número
en el sorteo. Cogí un calendario del 2017 y empecé por anotar cumpleaños,
reuniones familiares, obligaciones laborales, fiestas, etc. Y con lo aprendido
en los años anteriores, información de Internet y algún libro sobre el tema,
empecé a preparar mí planing de preparación para la QH, con la idea un año más
que si desgraciadamente no salía mi número en el sorteo, pasaría a alguna otra
prueba, además tuve la suerte de que un amigo me integrara en un grupo, cara a
tener más posibilidades en el sorteo. Llego el ansiado día y tampoco esta vez
salió mí número, por una parte el ser el segundo nulo, de alguna forma, según
las normas al año próximo si tampoco salía, tendría plaza segura y me daba
alguna tranquilidad, aunque por otra parte el tiempo pasa y las obligaciones
familiares, laborales, etc. No sabes lo que te puedes plantear en unos años, el
caso es que estaba empezando a valorar otras pruebas cuando me llego un correo
del amigo del grupo, en el que me decía que habían encontrado una opción con
plaza directa en la QH si contratabas la estancia en una zona cercana a
Sabiñanigo, No podéis imaginar la alegría que sentí, como cuando encuentras
algo que ya dabas por perdido, unos días más tarde con todo atado y con un
grupo de cinco que finalmente íbamos juntos a la QH, continúe ajustando mi
calendario incluyendo los días que tendría que salir con el grupo QH. Julio,
Juanma, José, Toni y yo, y con algún acompañamiento en las rutas de la máquina
de Enrique, Garrigues, Tonin, etc.
Con lo aprendido en los años anteriores me di cuenta que
yendo en grupo con las subidas y bajadas de ritmo, con los parones al almuerzo,
etc. No podría realmente mejorar mi nivel, por lo que muy a mi pesar apenas
salí un par de veces con las peñas de Bomberos y Xtensión con las que suelo
salir, espero que lo entiendan.
Ajustando en el calendario sobre la marcha según los cambios
laborales, familiares, climatológicos, las nuevas aportaciones del grupo QH,
etc. los días, semanas y meses fueron pasando. Pensando que parte del grupo QH
ya era su segundo año y por lo tanto conocían la ruta de la prueba, con la idea
de no ser una carga he intentar mejorar y sobre todo poder disfrutar un poco
más la ruta, pues tengo claro que el día de la prueba intentas concentrarte en
ella y poco puedes ver de los paisajes, y por otro lado no soy persona que le
guste repetir la prueba, y menos con el coste, distancia a casa, etc. Que tiene
esta. A través de Ciclored, una empresa que organiza entre otras una especie de
PreQH en la que con coche de apoyo y todo realmente super organizado, realizas
el mismo trazado de la carrera pero con indicaciones y orientaciones de los
monitores, lógicamente con el trafico abierto y en plan cicloturista, lo cual
sí que te permite disfrutar del paisaje, y además creo que mentalmente también
me ayudo en la carrera el saber lo que me esperaba.
Llego la semana de la prueba, atrás quedaron algo más de cinco
meses de ilusiones, esfuerzos, madrugones, como cuando cogía la bici en el
coche y buscando rutas con más desnivel me iba solo y realizaba la ruta del
Tour del Juguete, donde acompañe a un grupo de la zona unos kilómetros, o la
ruta de Gudar, donde disfrute de muchos kilómetros con vistas espectaculares,
sin apenas tráfico y pensando que estaba perdido sin apenas gente, y guiándome
con mi Road Book en papel. Y pensando que con las diferencias por el tipo de
carretera, la organización y el número de asistentes que no es comparable con
la QH, con respecto a la dureza de la ruta no tiene nada que envidiarle. En mi
mente tenía pensado intentar un tiempo inferior a las ocho horas diez minutos,
que por mi edad le correspondería la medalla de oro, teniendo claro que ese día
existen muchas variables climatológicas, accidentes, mecánicas, etc. que no
puedes controlar y que quizás lo importante es terminar la prueba.
El día anterior a la prueba salimos los cinco del grupo QH
con dos coches para llevar las bicis, encontrando chula la zona del albergue
donde nos hospedábamos, y disfrutando de la feria montada en la zona de
recogida de dorsales, después ya en el albergue empezó una especie de come come
de nervios en la cabeza, planteándote preguntas sobre el correcto o no entrenamiento,
los días que no pude entrenar por una pequeña lesión, etc. El caso es que no se
si por el cansancio acumulado, por el cachondeo con el grupo en la misma
habitación, por el madrugón y paliza que me esperaba, o por la ilusión de que
al día siguiente por fin era el día, me dormí pronto.
Antes de las cinco de la mañana ya estaba desayunando con
Juanma y su linterna de minero en la frente, en la terraza del albergue, luego
abrió el comedor y fueron acudiendo el resto, pues cada uno se conoce y tiene
sus costumbres para el desayuno. Una vez listos y apunto salimos hacia el parquin
que la organización tenía preparado, donde grandes colas nos esperaban y hacían
aumentar ligeramente los nervios. Encontrar donde aparcar, evacuar aguas
menores y mayores, y con la bici pedaleando a buscar la salida. Llegamos a la
cola, algún mordisco de barrita, algún trago de agua, alguna pequeña broma,
intercambio de miradas nerviosas con los ciclistas de tu alrededor y sonó el
disparo de salida, y empecé a escuchar una especie de hola que se iba acercando
“ clak, clak” era el enganche de los pies en los pedales automáticos de miles
de personas. No sé a qué distancia estaríamos de la salida pero tardamos unos
veintidós minutos desde que sonó el disparo de salida hasta cruzarla, y en ese
momento se fueron los nervios, por fin estaba formando parte de la historia de
esa carrera y ella pasaría a formar parte de mi vida. En internet existen
multitud de explicaciones kilómetro a kilómetro de como es y cómo afrontar la
carrera, por lo que no me voy a alargar con la mía, si quiero decir que lo que
más resaltaría es la gran diferencia de tener el trafico cortado totalmente, y
poder realmente disfrutar de las bajadas de esos puertos y la posibilidad que
las subidas de estos conocidos puertos te ofrecen, de superarte luchando contra
ti mismo. Una vez cruzada la meta y pudiendo relajar mente y musculatura, y
tras poder reunirnos los cinco del grupo y confirmando que todos la aviamos
cruzado sin contratiempos, llego el momento de los tiempos de carrera, 8h 16m.
6 minutos más de lo que tenía pensado, para ser la primera vez en realizarla no
está mal pero internamente lamentaba que por el tiempo de una meada, un
avituallamiento más largo de lo debido, etc. no lo hubiese conseguido. Esa noche
ya más relajados celebramos que todos aviamos disfrutado de la carrera con una
buena cena, y al día siguiente antes de volver a casa para estirar, nos fuimos
a caminar por la montaña y terminamos con una buena caminata visitando un lago,
y contento pues la recuperación estaba funcionando y el cuerpo respondía.
Días después tras las felicitaciones de la familia y ya un
poco más relajado, me acorde cuando algo más de un mes atrás, estando
trabajando en una fábrica en Cocentaina con mi amigo Rafael de mantenimiento,
un hombre en las puertas de la jubilación, hablando de mi preparación y mis
ilusiones con la bici, cuando escucho “ Quebranta huesos” se le abrieron los
ojos y note un brillo en los ojos antes de que se le escapara un pequeño
suspiro y confesarme que también iba con la bicicleta de carretera en un grupo
y que uno de sus sueños fue el poder realizar esa prueba, en ese momento no le
di mayor importancia, pero hoy me doy cuenta que son miles los que disfrutan la
prueba, pero son muchísimos más los que sueñan con realizarla.
No puedo terminar mi crónica sin agradecerle a Pepi, mi
mujer su paciencia, con las comidas y tantos fines de semana compartiéndome con
la bici. También al grupo QH, Julio, Juanma, José y Toni, por acogerme y
hacerme sentir uno más del grupo y poder disfrutar juntos de la Quebranta
huesos y su preparación.