RETO PARA EL 2015
El pasado Octubre (2014), me puse
como meta el participar el 30/05/ 2015
en la carrera “La Titánica”, con 185 Km y 3500 m. de desnivel, con la experiencia
de este año en las carreras de La Gamba (134 Km 1810 m de desnivel), y Ayora (159 Km
2800 m desnivel), habían tres cosas que tenía claro que tenía que tener en cuenta
para poder conseguir mi meta, uno que con ese desnivel tenía que reducir mis
82 Kg de peso, segundo, mejorar mi entrenamiento, sobre todo en los ascensos a los puertos, y
tercero compaginarlo con el trabajo y la familia.
Los dos meses que quedaban para
finalizar el año lo dedique a consultar en Internet y planificar la preparación de esos cinco meses previos a la carrera, de enero a mayo, teniendo en cuenta
fechas de reuniones familiares, obligaciones laborales, etc. Contando para la
preparación con los días que el trabajo me permitiera asistir al gimnasio entre
semana, la salida de los sábados, y en el último mes y medio también los
domingos. Contando con un planing previo
de esos meses que tenía que amoldar a las circunstancias que surgían y lo
modificaban, contabilizando Kilómetros, calorías, sensaciones, etc.
A modo de test me marque unas
rutas/pruebas que me iban indicando lo positivo o no de los entrenos, como fueron,
la ruta a la llaguna con la peña y el amigo Enrique, la vuelta de Montanejos
con Oscar y la ayuda de Pedro, y sobre todo la carrera de la gamba, rebajando
27 minutos respecto al año anterior, y terminando con muy buenas sensaciones.
Con todos los nervios y
preocupación y el esfuerzo de estos meses llega a una semana antes de la prueba,
y se me ocurre llevar la bicicleta a engrasar y ajustar cambio, ¡¡¡ tienes los dientes del plato desgastados y
la cadena a punto de morir!!! Fueron las
palabras que me dijeron cuando llame para recogerla, que tenemos el repuesto,
que no, en fin, al final sin apenas poder probarla, la cargue para ir a la
prueba.
El día antes la báscula me decía 70 kilos, ¡¡primera meta conseguida!!
Ya con el dorsal y con los últimos preparativos de complementos alimenticios
para la carrera, con la sensación de que lo hecho, hecho estaba, y ya no se podía
más que disfrutar de la carrera, me puse el despertador a las 4:45 para
desayunar y estar en la salida a las 7:30.
Con la sensación de que
tratándose de una prueba de esta envergadura, y con recorrido corto y largo me
pareció que avía poca gente, y la verdad en comparación con las pocas pruebas
que yo he hecho, sin apenas ambiente que animara a los ciclistas. Dándole
vueltas en la cabeza a los consejos tantas veces leídos, cuidado al principio
con el pelotón y las caídas, acuérdate de hidratarte y comer, recordando parte
del recorrido echo anterior mente con Enrique, dieron la salida.
Los primeros kilómetros fuimos
neutralizados hasta cruzar una carretera y ya empezar el primer puerto. Sería
imposible narrar las 8:26 minutos de la carrera, pero si hubieron momentos que
recordare, como cuando tras el primer puerto venían una serie de rampas duras
con pendientes de más del 15%, donde me encontré gente andando, rotura de
cadenas, (donde reconocí la suerte de haber cambiado la mía a tiempo, no puedo
imaginarme la sensación del que después de tanta preparación no termina por
esto). Otro momento importante fue cuando en el descenso del puerto más alto, tras
una curva, me encontré con un grupo avisándonos y desviándonos de un ciclista
que tras una caída, estaba enrollado debajo de un guarda raíl. También fue importante
cuando yendo más o menos por 3/4 del recorrido entramos en una zona que
amenazaba lluvia, llegando a caer unas gotas, pero donde lo importante fue el
paso de más de 30ºC a menos de 15ºC, ese descenso de temperatura con la sudada
que llevaba me obligo a reducir el ritmo. El hecho de que a los pocos kilómetros
tras el penúltimo avituallamiento, en medio de la carreta, el señor guardia civil
nos parara para un reagrupamiento durante más de diez minutos, la verdad es que
no solo me sorprendió si no que luego cuando vi que en el tiempo final no lo contabilizaban
me cabreo. Añadir que intente mantener un ritmo según los entrenamientos, que
disfrute yendo a rueda unos momentos, llevando otros, con los intercambios de
opiniones sobre la marcha con unos, la verdad es que por que llevaba una
chuleta con los puntos de paso y los tiempos mínimos, porque realmente no tenía
noción del tiempo, solo era pedalear, esperar que avía tras la siguiente curva
o pendiente, controlar los ciclistas que delante o detrás íbamos formando el
grupo. Finalmente llego la meta igual de vacía y fría como en la salida, pero
con una sensación de placer indescriptible al cruzarla.
Con la perspectiva del paso de
unas semanas de la carrera, y ya con un ritmo de vida “normal”, puedo decir sin
equivocarme, que creo que es tan importante y he disfrutado tanto, el periodo
de preparación de las salidas, rutas, alimentación, la misma preparación carrera,
etc. como la carrera en sí.
